Entonces me di cuenta en que yo me empeñaba en no ver la verdad de las circunstancias, ya que me daba miedo, o porque no me gustaba o porque prefería seguir viviendo en mi mundo de fantasía, seguir creyendo en mis mentiras.
Por una cosa y por otra, razoné y me di cuenta que aunque haya intentado esconderme de la realidad, la realidad siempre está, y por intentar evitar los problemas, no los solucionaba, y entonces comprendí que es mejor enfrentarse a ellos, con todas las ganas posibles.
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